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martes, 13 de abril de 2010

Deutschland II

Nos levantamos en una hermosa, aunque fría mañana alemana. No desayuné más que un triste vaso de leche blanca. Nunca hay que olvidar que eso del colacao es totalmente español.
Tampoco era de mucha importancia ya que ibamos a un "brunch". Puede que suene totalmente pijo pero Alemania vuelve a sorprendernos de nuevo (valga la redundancia). Este pequeño almuerzo se da en casa de lo que yo denominé "hippies". Dos veinteañeros con rastas vivían en una casa llena de mierda. Pero todo tenía mucho estilo. Es de esos sitios en los que te sientes agusto. O quizás soy yo que amo el caos.

Ni Noah ni yo comimos apenas un panecillo mientras oíamos Rammstein de fondo y charlabamos con algunas parsonas más que llegaban a la casa. Chicas de tez palida con el pelo multicolor y ojos claros me miraban y me preguntaban sobre política. Ellos eran comunistas. Eso es lo que deja el fascismo. La reacción que aunque parece opuesta, es irónicamente una copia barata de la anterior pintada por la gente en lugar de por la aristocracia.

Más rastas, tios despeinados, El hermano de Muriel, más chicas de ojos claros y llegó el momento del juego. Verdad o castigo fusionado con algo parecido a la botella. Ni Noah ni yo jugamos. Era algo fuerte así que sólo jugaron un par. Pese a que sólo se hablaba alemán, las imagenes que pasaron ante mis ojos no tenían que ser traducidas.

Hombres bebiendo tabasco, mostaza y sal en cantidades peligrosas, mujeres levantandose del sofá y recibiendo a sus amantes con una fiera guerra de lenguas y otros hombres pasandose diversos objetos con el único fin de darnos una imagen de una Alemania revolucionaria, libre y nada nazi. Me sentía en el paraíso. Hombres y mujeres de lo más apetitosos interactuando entre ellos. Me avergonzé de España. Mucho matrimonio gay pero pocas muestras de lo que realmente gusta. Cuerpos rozandose, manos entrelazandose y bocas degustandose ignorando por completo si a alguien le cuelga o no.
Alemania iba 2-0. Ni el mundial ganado anteriormente ni leches. Yo quería vivir allí. No me importaba el frío si esos seres humanos eran capaces de calentarme y empaparme tanto las bragas como las tenía de aquella.

Con mucha lujuria, Ko.

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