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lunes, 18 de abril de 2011

Prejuicio Neutral

Prejuicio neutral

Los prejuicios lingüísticos

Jesús Tuson Valls

Traducción por Jesús Tuson Valls

Octaedro. Barcelona, 2010

130 páginas

ENSAYO. El Catedrático de la Universidad de Barcelona, y miembro y fundador del departamento de lingüística de esta, Jesús Tuson, ofrece una traducción de su libro Mal de llengües (catalán) desarrollada por él mismo, con afán de mantenerse fiel a su escritura cuando se requiere y dándose también una libertad léxica propia de alguien plurilingüe. Probablemente, siguiendo las teorías de Chomsky y Jakobson ha brillado como autor de otras obras como El luxe del llenguatge (El lujo del lenguaje). Valorado positivamente como docente y ahora como escritor de ensayos, el autor, redacta y replica todas aquellas obcecaciones y convencionalismos negativos que se tienen sobre las lenguas intentando liberarse de ellos y arrojando un poco de luz sobre la confusión que estos causan haciéndonos raciocinar.

Mediante capítulos, Jesús Tuson, enumera los distintos prejuicios que hay contra las lenguas; desde su dificultad de aprendizaje, pasando por su evolución, mencionando escalofriantes cifras en relación a sus hablantes, ejemplificando con léxico y gramática de lenguas, hasta ahora desconocidas para muchos e incluso aludiendo a aquellos prejuicios que derivan de razones políticas.

La subjetividad y las malas enseñanzas hacen que afloren opiniones sin fundamento o no bien pensadas. “El japonés es muy difícil” – puede decir un español. Un chino probablemente le replicaría que el japonés es más fácil que por ejemplo, el francés. Pero ninguna de estas opiniones goza de verdad alguna, pues las lenguas son independientes, y el aprendizaje es cosa de un individuo, y no de un colectivo siquiera. Para medir la dificultad habría que replantearse la inteligencia de cada ser y sus métodos de aprendizaje, y la lengua madre que habla.

“Las lenguas indoeuropeas están más evolucionadas que las africanas” – podría sentenciar un italiano. Esta afirmación tampoco tendría nada de cierto, puesto que cada lengua cuenta con la gramática y el léxico que le es necesario a los hablantes, y porque las lenguas khoisan no tengan un léxico para hablar de química eso no es motivo para menospreciarlas y tampoco a sus hablantes.

Argumentos como estos, con ejemplos a la altura de nuestro más básico entendimiento, el autor, continua su defensa por mantenerse neutral y objetivo.

Quizás, pensando ahora en retrospectiva sobre la lectura de este libro, la analogía más poderosa e impactante sea aquella que se hace entre las lenguas y las especies en extinción. Hay cerca de dos mil lenguas que corren el peligro, por innumerables motivos –entre ellos la muerte de los hablantes por la vejez, desastres naturales o guerras- de desaparecer, y con ellas provocar un vacío en la cultura que conforman.

Frente a lo que podríamos pensar, este ensayo no es solamente una recopilación de prejuicios, sino una sucesión de metáforas y comparaciones que nos hacen llegar a entender el punto de vista tan neutral de Jesús Tusón para con las lenguas, condenando los prejuicios que llevan a la extinción de idiomas y al rechazo de naciones, pueblos y personas. Es una oportunidad para lograr conseguir esa objetividad de la que nadie se salva y ser convencido, mediante este experto, de que la hegemonía lingüística de la lengua propia no es ni más ni menos que una burda mentira camuflada por las naciones, y que lengua no es igual a nación. Al igual que un mayor número de hablantes no es igual a una lengua más rica, evolucionada o fácil. Y que ni siquiera los lingüistas se libran de los prejuicios. Libro recomendado a los políglotas y a aquellos monolingües con alguna lengua repudiada pues nunca es tarde para un cambio de opinión correcto. Coral Adán.

lunes, 4 de abril de 2011

Babe, I'm gonna leave you

Robert es un gran amigo. Me susurra al oído “Babe I’m gonna leave you” mientas Jimmy ronronea y asiente a su lado apoyándole en esta decisión. Yo niego con la cabeza a la luz y a los sonidos, en una especie de trance mientras mi boca se tuerce en una mueca triste y desfigurada. Doy una calada ensimismada.

Robert continua, me lo repite varias veces.

Baby, i’m gonna leave you.

Me dice que lo sé. Y es verdad. Pero sigo negándolo. Mi cabeza se ladea lentamente en el vaiven que Jimmy produce con su guitarra.

Robert va un paso más allá. “Te voy a dejar. Cuando llegue el verano”. Y ante mi seguida negación Jimmy da el toque que me saca del trance. Se enfurece. Robert también. Puedo sentirlo dentro de mí. Aunque mi cabeza diga “no”.

Estoy entre algodones y terciopelo. Pero duele. Me duele esa comodidad física mientras se me parte el alma al ver la dorada luz que se proyecta en mis amigos. Es verano. Ha llegado el momento de la…despedida.

Puedo verles completamente, pero sé que ellos a mi no. No soy más que una silueta agazapada en la oscuridad. “There’s no hikari pour moi” dice mi piel. Frío, siento en mi sangre.

Pero no pararán hasta que me haya sumido en la más profunda y tenebrosa oscuridad. Porque son mis amigos.

Con piedad paran los gritos agónicos e iracundos. Vuelven a hacerme entrar en razón mediante la seriedad y la compasión. “No estoy bromeando, mujer”.

Porque ya no soy su Baby. Debo afrontarlo como una adulta.

Ya casi estoy rota, solo debe forzarlo un poco más. Aunque deseo que me grite pues esta serenidad melancólica no hace más que arrancarme silenciosas y cálidas lágrimas.

Y en mi debilidad vuelven al ataque con recuerdos y promesas de un mañana que son como alcohol en las heridas. “Pero ahora tengo que irme” me vocifera desgarradoramente. Jimmy profundiza en el dolor. Jimmy es la fuerza de Robert. Jimmy es mi demonio y mi verdugo y ha dictaminado la sentencia.

El cigarro se sigue consumiendo, lamiéndose hasta morir. Apagándose esa pequeña luz que me separaba de la locura. Pronto penetrará en mí.

“That's when its calling me back home...” - sus últimas palabras. Dulces y venenosas.

Jimmy termina el trabajo sucio y me remata con toda la suave compasión que no me merezco.