Recent Posts

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ella

Ella los viernes:

Ella es extraña, extravagante. Ella cena sola los viernes por la noche, encerrada en su cuarto y lo haría con e cerrojo echado si su puerta lo tuviese. Para ella comer es como ritual que no debe ser interrumpido. Es uno de los más grandes placeres de su vida, junto a la masturbación, la Coca Cola y ver amanecer todos los días de verano desde su ventana con barrotes rojos que empiezan a ser comidos por el óxido.

Esta noche ha cenado tarde; a las dos de la mañana se ha sentado en su silla de ordenador, ha colocado su edición del Quijote sobre la mesa y encima el bol de ramen caliente junto a los palillos que se llevó de aquel restaurante oriental. Ha movido el ratón y ha elegido un capitulo aleatorio de alguna serie con un personaje principal sarcástico que le gusta. Ha pensado que visto desde fuera la gente sarcástica es digna de admiración, pero cuando te hacen un comentario de ese tipo es una putada.

Tras darse cuenta de que ella es una de esas personas narcisistas e irónicas que se esfuerzan cada día para demostrar su ingenio ha desechado ese pensamiento y ha comenzado a comer.

Ella mira su escritorio. Está lleno de vasos vacíos con restos de Coca Cola y hielo derretido, pañuelos de papel usados, folletos y un calendario. Después le ha echado un ojo al suelo; bolsas de plástico, ropa, zapatillas y muchas pelusas. En la trayectoria de su mirada se cruza con el armario y con sus grandes puertas con espejos. En él ve a una chica en chándal; con una coleta minúscula, maquillaje corrido y pelo grasiento que cena sola ramen con unos palillos adornados con flores.

Ella espera algo.

Pero la ignorancia sobre ello no hace más que propiciar la sensación de apatía que la invade.

Ella acaba su cena y con ello sus pensamientos sobre el futuro. Pensamientos en los que cree que acabará siendo una escritora al principio exitosa y luego fracasada con fobia al compromiso, que vive con cuatro gatos y está sumergida en un mundo alcoholizado y sexual.

Y eso es si le va bien en la vida.


Ella los sábados:

Ella está preparada para salvar el mundo y celebrarlo. Se ha dispuesto hacer cosas que nunca haría como ir a manifestaciones. Allí se presenta y vive la experiencia de formar parte de un todo por algo que merece la pena. Grita los eslóganes que los demás. Canta por la libertad, y sujeta su cartel de “I am Julian Assenge” y posa para las cámaras como una prostituta de la libertad. Mira la hora y se va corriendo a la boca de metro más cercana. Calcula el tiempo que tardará y se apresura un poco más.

Hoy se ha preparado a conciencia. Hoy está maquillada y peinada, pero con las prisas vuelve a parecer un león lloroso. Aún así no se siente mal porque cumplió con su ritual de maquillarse y mirarse al espejo poniendo morritos y pensando: “Yo me follaría, me follaría a saco”. En el metro se sienta con las piernas torcidas y mirada de niña pequeña. Mira de reojo a una chica con unos preciosos ojos verdes que parecen llorar y se suma en su miseria. Cuando cambia de línea se cruza con un par de niñas que no llegarán a los 15 años y que aún tienen las piernas delgadas y kilométricas gracias a los tacones. Ella piensa que son unas niñatas, que ella se merece a alguien mucho mejor, alguien que no pueda matarla con un zapato con los mismos centímetros que su edad.

Hoy se ha decidido que va a beber whiskey. Por un día no pasa nada. Cruza el campo y saluda a muchas personas. Sabe que sólo recordará el nombre de algunas de ellas al día siguiente, y eso si no tiene lagunas. Pero se siente bien en ese mar de chupas de cuero, leopardo y cebra mientras se gritan canciones de rock n’ roll. Hay un chico que tiene la amabilidad de hablar con ella. Y según va apurando su copa más segura se siente. Tan segura que acaba por beber whiskey con biofrutas y, consecuentemente, vomitando.

Ahora siente que ha perdido un poco de dignidad, pero se esfuerza tanto por sentirse bien que la da igual. Hoy ha venido a socializarse. Y así lo hace. Consigue reponerse y además, bailar con una pelirroja. Según recuerda, alguien repartió papel de tabaco, si tenías un trozo, estabas invitado a la orgía. Esa orgía que acabó por convertirse en un supuesto trío y en una noche un tanto extraña, pero que llena de besos, miradas, ruido, saliva y comentarios subidos de tono la ha aportado lo que ayer tanto deseaba.

Y hoy, le duele la tripa.


Mordiscos, Ko.

3 Comentarios.:

AlexCrazySajke dijo...

Maldita, me eclipsas con tu entradas xDDDD

AlexCrazySajke dijo...

Serán todo lo especiales que quieras, pero las tuyas por lo menos siguien un hilo argumental y no son frases sueltas. xDDD

Dodger dijo...

Me gusta como está escrito, esta curioso. Por cierto vaya noche más bizarra.