De Metáforas.

Buenas,
Si tuviese que hacer una metáfora de mi vida ésta sería un camino. Un camino asfaltado muy largo lleno de señales de moderar la velocidad, peligro, área de servicio y algún que otro desvío y muchas, muchas curvas que acaban mareándote al acelerar y desacelerar al cogerlas. Creo que aún no he visto ninguna señal de ceda el paso.
Yo voy conduciendo por ese camino. Unas veces voy muy rápido porque las señales de moderar la velocidad no me importan o han sido derribadas. Creo que más de una vez olvidé frenar al coger una curva y acabé por salirme del camino dando varias vueltas de campana. Tras esperar y esperar volví a coger el coche. Unas veces era el mismo, que seguía destrozado y otras veces uno nuevo y brillante. Ahora mismo llevo un Opel Astra negro, pero estoy segura de que he llegado a llevar un seiscientos blanco. Y algún día me tocará llevar un Renault Megane azul.
Todas las cosas que quiero hacer, mis sueños y mis ilusiones las guardo en el maletero. Leer el Sinsajo, Harry Potter y a Jane Austen. Enamorarme, sociabilizarme y enorgullecerme por algo.

Como el coche se encuentra en marcha no puedo bajar a ver que llevo exáctamente y hacerlo.
En la guantera llevo un mapa. Un mapa en que se me describe el camino a la selectividad y unas indicaciones sobre los temas de historia, la literatura y algunos apuntes de biología.


Me pongo las gafas de sol y acelero un poco, sabiendo que a 300 metros me espera una bifurcación. Una muy importante. Y sé, mientras empiezo a decelerar por la indecisión, que siga por donde siga, creeré que la he cagado y que me he equivocado de camino y que debería de haberme parado a preguntar en la gasolinera que dejé atrás y en la que no reposté.
No hay nadie conmigo en el coche. Pero estoy esperando a que aparezca una preciosa autoestopista con un cartel en que también esté escrito el final de mi viaje.


A veces me cuesta diferencias las metáforas de las comparaciones.
Tras este post sigo sin saber si lo contado es una metáfora o una comparación.