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viernes, 11 de marzo de 2011

Perra

A veces pienso que debería ser una perra.

Sí, un pequeño animal de compañía que mueve el rabo cuando su amo llega a casa y le salta a las rodillas gimoteando por una caricia en el cogote y quizás, si este se siente amable, un par en la barriga. Debería encantarme que me rascasen la barriga y tumbarme panza arriba, con la patas encogidas y los negros ojos brillantes como gotas de aceite oscurecidos por las pupilas dilatadas a causa de la excitación del momento.

Debería agachar las orejas cuando mi amo me acercase un par de sobras a la boca para devorarlas con rapidez y rozarle con mi pequeña nariz húmeda y lamer sus manos como agradecimiento. Besar, si se quiere llamar así.

Debería estar pendiente a todo movimiento que este hiciese y salir corriendo cuando su mano, con una pelota en ella, vacilase de derecha a izquierda. Sí, supongo que debería.

Pero no soy una perra.



Soy un gato.

Sí, ese pequeño animal de compañía que mueve el rabo altanero y se pavonea como dueño de la casa.

Soy un gato y me tumbo donde me place y si se acercan me erizo y bufo, protegiendo la propiedad privada a la que me creo con derecho. Mi lengua áspera solo

sirve para relamerme con la comida que yo misma cazo y peinar el pelaje que me protege. Ni saludo ni me importa mi amo, solo cuando tiene una lata de atún entre las manos.

Sí, soy un maldito gato; aunque sé que debería ser una perra.

No rehuyo tu presencia. Soy así.

Igual que Hitler era nazi.

Supongo que debería decirte algo como “lo siento”, pero es que en cuanto te acercas solo me sale reírme y decirte un seco “no”.


martes, 1 de marzo de 2011

Lo perdí

Cógeme en tus brazos,
dime que me protegerás
y mírame a los ojos
pero no me pares de besar

Recuerdo mi amargura y desánimo al pensar que te había perdido; que el sentimiento que me producías se había desvanecido. Que quizás, ese sentimiento, se podía trasladar a otro ser tan mágico como tú; pero eso era la esperanza hablando, no mi corazón ni mi razón. Y es que, dejar marchar a tu musa es algo desgarrador. Es obviar tu instinto animal, ese que la musa tanto sabía apreciar. Son embaucamientos que ignoran a la razón y trascienden lo sexual.

Yo solo quiero que esa inspiración vuleva a mi ser. Que esa maldita, despiadada y adúltera inspiración se arrastre ante mí, besándome los pies y jurándome no volverse a marchar. No me va a engañar. Quiero que esto sea una simple migración. Nada más que una estación rápida donde los trenes pasan cada minuto aunque no haya nadie que opte por subirse. Que no es una estación fantasma, que estoy yo; esperándote para montar juntos hasta el más allá.


Estoy en huelga de escritura hasta que mi musa no vuelva…Yo...tengo esperanza.


lunes, 21 de febrero de 2011

Cuando creía. Cuando creo. Cuando creeré.

Me creía un metal que con tu calor se fundía pero…

Por más que intentaba ignorarte tú acababas por oxidarme con la fricción de tu arrogancia. Tu petulancia electroquímica que me neutralizaba con sonrisas galvanizadas con niñería. El ácido de tu olor simplemente me laceraba la piel que liberaba sangre al entorno a cambio de oxígeno que beber.

Que en su día me dibujé una sonrisa con un cuchillo y la mantuve con tachuelas. Me grapé los parpados a las cejas para continuar mirándote. Y acabé corroída como cualquier metal, carcomida como la madera y apuñalada como una humana.



Me creo una humana herida y perdida pero…

Hoy me posee un analgésico del que dependo como la droga que es. Al principio poco porque aún me creía metal, pero, según avanza el tiempo más rota y erosionada me siento. Más humana.

Esta droga se toma vía oral, cutánea e intravenosa. Se introduce por las heridas y cicatrices. Por los poros y los orificios. Y se queda dentro.

Todo es ya indoloro.



Creo. Como todo.

martes, 15 de febrero de 2011

Súbitamente



Delirios que se calman,
en el frío de la calle,
dos amantes que claman,
porque el otro no se calle.

Susurros al oído,
que resuenan en el pecho,
calor que no se ha ido,
que prefiere a los sin techo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Blah Blah

Quiero saborear tu cuello, degustar tu mandibula y hacerte temblar bajo el peso de mi cuerpo desnudo y caluroso. Te haré que vuelvas a mí como un perro rabioso. Porque añorarás mi olor, mi sabor, mi calor... Desatarás en mí toda tu pasión, tan masculina, tan inteligente, tan atrayente, que caeré. Y me dejaré someter. Gemiré de placer.

I hate trains.

¿Sabeis que es lo que más odio de cada día? ¿Casi más que levantarme de la cama, salir de la ducha en invierno o el sonido del despertador? El viaje en tren.
Adoro ir en tren. Odio ir en tren en hora punta y creo que esta aclaración es de las menos estúpidas que he hecho.


Odio a los que no esperan a entrar y antes de que el tren frene ya están dandole al botón desde afuera, cuando aún se ve gente dentro que NECESITA bajar para que se puedan subir los demás.
A los que meten codo y se cuelan como si de un concierto se tratase.
Odio a los que se bajan del tren agarrandose a la barra y tardan tanto.
Odio al gilipollas de la bici.
Al imbécil que me mira de los pies a la cabeza, sin ningún tipo de reparo.
A la señora que se escandaliza cuando llevo Pantera o Slipknot a toda hostia.
A los que a pesar de estar atestado de gente leen el periódico como si estuvieran en el puto baño de su casa.
A los que te ponen el culo en la cara cuando vas sentado.
A esos idiotas que creen que cambiandose de vagón encontrarán menos gente.
Aquellos que se agarran a la barra lateral y te encierran contra las puertas y tienes que olerles el sobaco.
A las que preguntan ¿te vas a bajar? - No señora, pero el vagón está tan lleno de gente que no tengo otro puto sitio en el que ponerme que delante de la puerta, deje de joder que le da tiempo a salir.
A todos esos hijos de puta que se apiñan contra la puerta en atocha ¡coged el tren antes y dejad de arrollarnos que en atocha nos bajamos todos!

Panda de gilipollas.

También odio a los maquinistas, no os creais importantes viajeros de RENFE en hora punta. Aunque se bajen 300 personas más en cada parada, el maldito tren va más rápido a las 8 de la mañana que a las 4 de la tarde.

miércoles, 26 de enero de 2011

¿Vale? Pues mira, no.

-¿Vale?

-Pues mira, no.

Y se quedaron en silencio desafiándose con la mirada. Ninguno iba a ceder en esto, eso estaba claro. Que John era gilipollas lo sabía todo el mundo y el muy cabrón siempre llevaba la razón. Situación incómoda donde las hubiese, esas en las que la gente desea que alguien grite o llore o muestre alguna otra emoción que no sea el absoluto odio y repulsión.

[…]

Sacó un cigarrillo e intentó sin éxito encenderlo. Volvió a girar la piedra y una chispa iluminó brevemente su cara dándole un aspecto amenazador. Suspiró y los labios se separaron un poco; otra vez se le habían quedado pegados al cigarro. Lo sacó de su boca y masculló un “joder” sacando los dientes para mostrar su enfado.

-Que te calles…

-La puta boca, sí, sí – continuó él con desgana la frase que lentamente le decía el muy imbécil de Jack.

Porque era un idiota redomado, de esos cabezones que se emperran en que su egoísmo está justificado y tienen pataletas si algo no sale según lo previsto en su mundo optimista y multicolor. Aquellos que le echan la culpa a otros asuntos y no miran su propio culo. Joder, eso a John le daba por culo de sobremanera.

martes, 25 de enero de 2011

Retirada.



Hay marcas de uñas y sangre en las espaldas de quienes no le merecemos.

Beta hembra retirándose.

domingo, 23 de enero de 2011

Talk dirty to me

Me agarras de las muñecas con tanta fuerza que creo que me quedará una bonita marca de encadenamiento, como unas esposas, recuerdo de la lascivia y el sufrimiento.

Porque primero me engatusas con sonrisas y miradas y luego me haces sufrir, pidiéndote que por favor sigas y que no-te-detengas-¡ah!-joder-o-te-mato.

Ahí me tienes, en la cama incapacitada y dominada, con la respiración agitada y el pelo revuelto por toda la almohada. Una sola mirada tuya vale para que mis piernas te abran una puerta y entonces te colocas, haciendo que el solo roce me vuelva loca. Te mueves un poco y mi pecho sube y baja frenéticamente mientras que ya de mi boca salen tímidos gemidos. Entierras tu cabeza en mi pecho y te ríes con tu risa perruna haciendo vibrar mi abdomen. Cuando notas que tu risa me provoca más, porque lo hace, levantas la cabeza para enfrentarme, pones tu sonrisa torcida de niño juguetón y dejo escapar un suspiro que se convierte en gemido cuando tu mano, que ha seguido el mapa de mi pierna se va acercando al tesoro. Me fascina todo de ti; tu nuez, las venas de tus brazos, el sonido de tu risa, el color de tu pelo, como se debe de ver tu culo ahora mismo…

Te estoy mirando a los ojos, esos con las pupilas dilatas que destilan deseo puro, pero puedo imaginarme vivamente como tus fuertes manos suben por mi palidez, y tus dedos se hunden en mi carne con saña, para no dejarme escapar. Tus ojos me dicen todo; la rabia que me tienes, el amor que me profesas y lo cachondo que te pongo.

“Fanático del control” pienso.

Miro el blanco techo y cierro los ojos, ya que al fin dejas libres a mis manos que con el síndrome de Estocolmo vuelven a encarcelarse en tu sedoso pelo que ahora roza mi mejilla.

-Dilo – susurras contra mi oreja mientras tu lengua juega con mi lóbulo y yo me muevo entre tus caricias con pudor, elevando un poco las caderas y pidiéndote en silencio lo que quiero. Pero no digo nada, aún me puede la vergüenza.

-¿No? – me preguntas y te ríes mientras alejas tu mano de mi pierna y dejas de lamerme entera.

Me cuesta unos momentos reaccionar, hasta que ya el calor se disipa y la sangre vuelve a mi cabeza. Como sigo sin hacer nada continúas con tu ritual.

-¿No quieres retorcerte de placer cuando te toco…aquí? – señalizas al tocar mi entrepierna y en efecto, haciendo que me retuerza y jadee como una perra - ¿No quieres que mi lengua baile entre tus tetas? – me preguntas esta vez cerca de mi cuello y haciendo un húmedo camino hasta mis pechos. Gimo. Gimo muy alto porque tus dedos están dentro de mí, entrando y saliendo, serpenteando en lo más íntimo de mi ser y tu lengua hace maravillas ahí arriba, succionando como si no hubiese mañana.

“joder, joder, joder” pienso. Y es que no puedo pensar en nada más que en eso, en que me jodas de una vez y dejes de torturarme con esa manía que tienes de hacerme decirte lo que quiero, y como lo quiero. ¿Qué quiero? Que me folles como si mañana no estuviese aquí, tan sumisa y apegada a ti. Aunque sabes que estaré, y eso es lo peor. Y que acabaré por decírtelo, o nos pasaremos un buen rato muy febriles y con hielo en los genitales. Cabezón.

De repente paras, y es cuando me doy cuenta de que mi resistencia flaquea, que tengo que ceder, así que te agarro del pelo y levanto tu cabeza para que enfrentes mi mirada lasciva además de sentir mi humedad en tus dedos.

-Lo quiero todo de ti. Que me toques hasta que grite de placer y mi corazón no pueda bombear más sangre. Quiero más, más fuerte, más duro y sobretodo, que no pares. Quiero que me folles. – y te atraigo hacia mi boca, siendo por primera vez la que domina entre estas sábanas blancas y sudadas, que huelen a ti y a mi, y ahora a sexo.

miércoles, 19 de enero de 2011

Musa

Como las musas mitológicas lo hicieron, tú proteges mi arte,

Recordándome a cada instante que debo cultivarme.

Salvarme de las garras de la degradación y el olvido,

Sin olvidar ningún momento aquello que he vivido.

Me regalas sentimiento, lo más bonito que jamás ha habido,

Cuando toco cada cosa comparándola contigo.

Más erré en elegirte pues no me has correspondido,

tu ayuda, aunque no lo creas, me ha servido.

Haces que a cerveza huela mi aliento,

Y luego arrepentirme pues así menos te siento.

Mejor que cualquier droga es mirarte,

Y aún más lo sería si fueras mi amante.

martes, 18 de enero de 2011

V



“¡Voilá! A primera vista un humilde veterano de vodeville en el papel de victima y villano por vicisitudes del destino. Este visage, ya no más velo de vanidad, un vestigio de la vox-populi, ahora desfallecido. Sin embargo esta valerosa visión de una extinta vejación se siente revivida y ha hecho voto de vencer el vil veneno de estas víboras en avanzada, que velan por los violentos viciosos y por la violación de la voluntad. El único veredicto es venganza, vendetta, como voto y no en vano, pues la valía y veracidad de esta, un día vindicará al vigilante y al victorio. La verdad, esta vichysoisse de verborrea se esta volviendo muy verbosa, así que solo añadiré que es un verdadero placer conocerte, y que puedes llamarme V...”

- V de Vendetta

miércoles, 5 de enero de 2011

Sentidos

La lengua mutilada está, en la boca atravesada, donde debe descansar. Incapáz de decirte que siento. ¿Pero qué se yo de palabras? si ni siquiera puedo pronunciarlas bien ahora.
¿Es esto un castigo? Por supuesto que lo es, castigo por lo que he hecho y prevención por lo que haría.
Mi mente se ha adelantado porque sabe que se el corazón se la jugará, que mentirá. Que separará mis labios y veneno de mi boca brotará.
No te probaré ni saborearé. Pero tampoco a nadie más.

Me tatuaré unos parches para los ojos, para no verte ni que me veas mirándote. Para impedir que me vuelvas a encantar con ese cuerpo que Dios te dio. Para no ilusionarme al ver tu cabellera entre el gentío. Para no atraer tu mirada. Para que no veas sentimientos en mis pupilas dilatadas. Pero tampoco nadie más.

Arrancarme la piel a tiras, es lo que debería hacer. Evitar la palidez de cada centímetro de mi cuerpo. Para no sentir calor, tu calor. Ni el frío, tu frío. Para evitar deleitarme con cada bucle dorado que danza entre mis dedos y luego se escapa, juntándose con el resto, retándome a volver a cogerle. Me niego a tocarte a ti. Pero también a todos los demás.

Quisiera coserme la nariz para tu aroma no inhalar. Aquel que recojo cuando rozo mi mejilla para hablarte al oído. Ese que se desprende cuando te toco la melena y que se queda en mis manos. Este que me llega cuando me apoyo en ti y sonrío. El que deseo que quede impregnado en mi almohada. Desearía no olerte. Pero tampoco a nadie más.

Introducirme cuchillos en los oídos hasta sangrar quiero. Y dejarlos ahí, taponando el sonido y el eco. El sonido de tu risa, el de tus verdades, el de tu cantar, el de tu guitarra. Para dejar de temblar y sentir escalofríos. Para no entenderte más. No, no te quiero oír más. Pero tampoco a nadie más.

Y aún así, sería capaz de sentirte, aun cuando me faltasen los cinco.

domingo, 2 de enero de 2011

We are so Last year...But it still goes on.

Hawthorne Heights - We are so last year


I wish I could have known you better
I should blame it on the weather
This was over from the start
Does it even matter?
Our situations getting worse

Sleep in, (sleep in)
Sleep well, (sleep well)
With this life, (this life)
We're set to fail

I just wanted you to know
I think about you every night
When I fall asleep
You are in my dreams
And just like in a movie
The one you want to see
With a happy ending


sábado, 1 de enero de 2011

A la mañana siguiente

Dos de los mayores placeres en al vida de toda mujer son, quitarse los zapatos al llegar a casa, y liberarse del jodidamente asfixiante sujetador.

Pero nunca cuentan la historia de lo que ocurre después. Tras los suspiros de satisfacción te miras al espejo. Tus pechos ya no están tan firmes ni tan bonitos. Tus pies están rojos e hinchados. Las medias son como una piel vieja que ha sido cortada y de la que te debes deshacer, y bajo ellas, unas piernas, que creías blancas, pero que ahora cuentan las historias de con qué te arrimaste y con dónde te caíste.

Te enfundas una camiseta vieja y unos pantalones anchos que ni a la que mejor figura tiene le hacen justicia y te tumbas en la cama. Todo empieza a dar vueltas de repente, la oscuridad te aterra, y cuando enciendes la luz y te levantas un poco sientes como tu estómago se venga de ti, quemándote el esófago con aquello que bebiste y de lo que ni te acuerdas mandándote una arcada que hace que te precipites sobre cualquier recipiente lo suficientemente grande como para contener tus entrañas. Y ahí va la purgación.

Te limpias como puedes y los ojos te lloran. En ese momento recuerdas toda la capa de pintura que con tanto esmero te pusiste esa misma noche, antes de que todo empezara. Coges una toallita y limpias de arriba abajo. El rímel que te hacía unas pestañas de muñeca de porcelana ahora parece veneno negro que se junta con las lágrimas y los restos de una sombra azul. Te ves fea, demacrada, como realmente eres y como de bien lo ocultas. Eso sí, siempre hasta la mañana siguiente.

Ahí, mirándote como realmente eres te prometes que jamás volverás a beber. Aunque no lo hicieras tan brutalmente como esa noche recuerdas (y es que lo recuerdas todo).

No hay nada mejor que empezar el 2011 con la sangre del señor, hielo y una bebida burbujeante en las partes más íntimas.

Juraría que me puse bragas rojas, pero el color de mi vomito es morado.




200 entradas. Feliz 2011.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Palabaras que envenenan

Triste es perder lo que nunca llegaste a conseguir.

-Decepcionante es ir perdiendo puntos en los exámenes según vas cometiendo errores.

-Amistades que se quedan en la nada, tras desconexiones de Internet que malinterpretamos como olvido sin dar lugar a explicaciones.

-Frustrante es perder una oportunidad que ni siquiera sé si hubiese tenido contigo.

No te conozco, y quizás por eso me molesta tanto. Porque no me han dejado. O puede que la culpa fuese mía, por que sí, yo abrí la boca. Y aunque no dije todas las estupideces que te contaron, quizás, en un tiempo, si hubiesen estado en mi cabeza. Pero es eso, el tiempo que no me han dado. El que vilmente me han robado.

Ahora me ha quedado el regusto amargo en la boca y un escozor en los ojos, junto a un peso que me oprime el pecho.

Y sigo preguntándome ¿qué hubiese pasado si…?

¿Qué hubiera pasado si…?

¿Qué habría hecho si…?

¿Qué…?

¿…?

¿?

Consigo juntar la entereza que no tengo para decidir que esto no se puede solucionar, y que lo nuestro siempre será una frágil amistad mientras hago chocar mi cabeza contra la pared repetidas veces. Culpándome de mi idiotez, y de esta boca, por la que no salen palabras, sino veneno.

Adiós, me hubiese encantado...pero ya, no.