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lunes, 4 de abril de 2011

Babe, I'm gonna leave you

Robert es un gran amigo. Me susurra al oído “Babe I’m gonna leave you” mientas Jimmy ronronea y asiente a su lado apoyándole en esta decisión. Yo niego con la cabeza a la luz y a los sonidos, en una especie de trance mientras mi boca se tuerce en una mueca triste y desfigurada. Doy una calada ensimismada.

Robert continua, me lo repite varias veces.

Baby, i’m gonna leave you.

Me dice que lo sé. Y es verdad. Pero sigo negándolo. Mi cabeza se ladea lentamente en el vaiven que Jimmy produce con su guitarra.

Robert va un paso más allá. “Te voy a dejar. Cuando llegue el verano”. Y ante mi seguida negación Jimmy da el toque que me saca del trance. Se enfurece. Robert también. Puedo sentirlo dentro de mí. Aunque mi cabeza diga “no”.

Estoy entre algodones y terciopelo. Pero duele. Me duele esa comodidad física mientras se me parte el alma al ver la dorada luz que se proyecta en mis amigos. Es verano. Ha llegado el momento de la…despedida.

Puedo verles completamente, pero sé que ellos a mi no. No soy más que una silueta agazapada en la oscuridad. “There’s no hikari pour moi” dice mi piel. Frío, siento en mi sangre.

Pero no pararán hasta que me haya sumido en la más profunda y tenebrosa oscuridad. Porque son mis amigos.

Con piedad paran los gritos agónicos e iracundos. Vuelven a hacerme entrar en razón mediante la seriedad y la compasión. “No estoy bromeando, mujer”.

Porque ya no soy su Baby. Debo afrontarlo como una adulta.

Ya casi estoy rota, solo debe forzarlo un poco más. Aunque deseo que me grite pues esta serenidad melancólica no hace más que arrancarme silenciosas y cálidas lágrimas.

Y en mi debilidad vuelven al ataque con recuerdos y promesas de un mañana que son como alcohol en las heridas. “Pero ahora tengo que irme” me vocifera desgarradoramente. Jimmy profundiza en el dolor. Jimmy es la fuerza de Robert. Jimmy es mi demonio y mi verdugo y ha dictaminado la sentencia.

El cigarro se sigue consumiendo, lamiéndose hasta morir. Apagándose esa pequeña luz que me separaba de la locura. Pronto penetrará en mí.

“That's when its calling me back home...” - sus últimas palabras. Dulces y venenosas.

Jimmy termina el trabajo sucio y me remata con toda la suave compasión que no me merezco.

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