Recent Posts

miércoles, 5 de enero de 2011

Sentidos

La lengua mutilada está, en la boca atravesada, donde debe descansar. Incapáz de decirte que siento. ¿Pero qué se yo de palabras? si ni siquiera puedo pronunciarlas bien ahora.
¿Es esto un castigo? Por supuesto que lo es, castigo por lo que he hecho y prevención por lo que haría.
Mi mente se ha adelantado porque sabe que se el corazón se la jugará, que mentirá. Que separará mis labios y veneno de mi boca brotará.
No te probaré ni saborearé. Pero tampoco a nadie más.

Me tatuaré unos parches para los ojos, para no verte ni que me veas mirándote. Para impedir que me vuelvas a encantar con ese cuerpo que Dios te dio. Para no ilusionarme al ver tu cabellera entre el gentío. Para no atraer tu mirada. Para que no veas sentimientos en mis pupilas dilatadas. Pero tampoco nadie más.

Arrancarme la piel a tiras, es lo que debería hacer. Evitar la palidez de cada centímetro de mi cuerpo. Para no sentir calor, tu calor. Ni el frío, tu frío. Para evitar deleitarme con cada bucle dorado que danza entre mis dedos y luego se escapa, juntándose con el resto, retándome a volver a cogerle. Me niego a tocarte a ti. Pero también a todos los demás.

Quisiera coserme la nariz para tu aroma no inhalar. Aquel que recojo cuando rozo mi mejilla para hablarte al oído. Ese que se desprende cuando te toco la melena y que se queda en mis manos. Este que me llega cuando me apoyo en ti y sonrío. El que deseo que quede impregnado en mi almohada. Desearía no olerte. Pero tampoco a nadie más.

Introducirme cuchillos en los oídos hasta sangrar quiero. Y dejarlos ahí, taponando el sonido y el eco. El sonido de tu risa, el de tus verdades, el de tu cantar, el de tu guitarra. Para dejar de temblar y sentir escalofríos. Para no entenderte más. No, no te quiero oír más. Pero tampoco a nadie más.

Y aún así, sería capaz de sentirte, aun cuando me faltasen los cinco.

1 Comentarios.:

María A. dijo...

Si de este modo sigues, leerte no quiero. Pero tampoco a nadie más.